23.12.12

16

Yo no te llamo
yo deshojo la lluvia en mi cabello
mientras Marilyn enseña en Sociales

14.11.12

I

Estudio Historia en una universidad estatal. Acabo de enterarme que es la segunda carrera en mi facultad (séptima a nivel de universidad) con menos inserción laboral. Debería pegarme un tiro en la cabeza. Pero sigo de pie (metafóricamente, claro). Mis padres fácil lo saben o fácil no. Siempre me preguntan (más que nada mi papá) "Y cuando acabes ¿en dónde vas a trabajar?" Yo titubeo un poco y le meto el floro de los archivos (solo para comenzar) y luego termino diciéndole que investigando porque nunca sería  profesora porque no soy buena enseñando (además que carácter no tengo). Y luego me digo por dentro "me jodí", pero nunca se los digo a ellos. De hecho me da miedo no tener donde trabajar y morir de hambre. Pero yo quiero ser investigadora, mi ego me lo reclama. Pero veo que es un tanto difícil que viva solo investigando. Muchos de mis profes trabajan e investigan. ¿Cómo carajos pueden? Ahhhhhh, es que yo soy recontra desorganizada. Además me entra mi afición por la poesía y leo todo menos teoría o filosofía. Si pe', mis intereses van por otro lado, además que soy dura para esos cursos. Pero aunque a veces me desanimo, siempre vuelvo, como perra arrepentida. Sí, sí, sí, sí, me gusta la historia. Y ya me llega que cuando les digo donde estudio, lo primero que me dicen es ¿estudias medicina? Yo solo les sonrío y les digo "No, Historia". Me sonríen y me dicen "Ahhh Historia, a mí también me gustaba ese curso en el colegio". A todos les gusta la historia y no saben ni mierda de historia (incluyéndome). Sí, yo entré a Historia sabiendo menos que todos. Hasta ahora. Yo sabía más literatura. Pero eso no me servía de nada. Ni compartir podía con el bruto del profesor de lenguaje. Pero pese a mis dudas vocacionales, acabé por encontrar algo que me apasiona: siglo XX. Es algo que me encanta, excesivamente. Al fin y al cabo, si me equivoco nuevamente, aprendí algo y tendré que, obligadamente, volver a empezar.
Y yo sé que mucho sentido esto no tiene, pero tengo la necesidad de escribir nuevamente aunque nadie ya visite mi blog. No es una necesidad, es una obligación la que me empuja a hacer esto.

23.10.12

En la mitad de todos mis caminos

Hoy en el micro me puse a reflexionar ¿Qué estoy haciendo con mi vida? Y no, no es una reflexión emo, simplemente es que la próxima semana cumplo 20 años. 20 años. 20 años. Es como si resonara en mi cabeza constantemente, como un eco.
¿Por qué? Porque no sé si soy feliz con lo que hago. No sé si lo que hago está bien y me hace feliz. Así de simple. Y re-evaluando de nuevo mi vida, mientras estaba tirada en mi cama, vi toda la torre de libros (corrección: fotocopias de libros) en mi escritorio que tenía que leer. Sí, este ciclo lo he dejado todo para el último momento. ¿Por qué será? De pronto se me ocurrió que lo mío era antropología. Me gusta, me gusta mucho. También me gusta la historia, y la poesía, y dormir también. Ese a sido mi dilema desde que me di cuenta que la universidad en donde estudio es una mierda (corrección: mi facultad es una mierda). No sé, quizá sea un poco mezquina, pero no fue lo que yo creía que iba a ser. Quizá yo me imagina eminencias (que sí las hay), pero me choqué contra la pared de la peor manera. Así que decidí decirme "ya qué chucha, estudia nomás". Pero sí, soy muy mezquina. Yo a veces soy muy floja, y he tenido suerte o no sé qué, que de alguna forma me va bien en la universidad. Y en fin.
A veces me pregunto de qué voy a vivir. Y como historiadora, millonaria no voy a ser. Me conformo con un lugar en donde vivir, un trabajo en el que no me quite mucho tiempo para poder leer e investigar, y además que me paguen bien. Pero también falta el novio poeta y un gatito. Y después me digo que terminaré en un archivo o de profesora en la universidad, y no, no es lo que yo quiero. Y entonces me pongo a leer, pero fácil me aburro con teoría social (sí pues, soy bien dura para teoría) y termino leyendo alguna que otra cosa. Mi manía por estos días es re-leer a Montalbetti y a Calvo. Qué distintos. A Montalbetti porque me encanta, y a Calvo porque me encanta también y porque me recuerda a alguien a quien apenas saludo en clase.
Y también soy humana y cobarde. Y he pensado también en tirar la toalla y dejar todo. Y es que una de las cosas que más extraño desde que me vine a vivir a Lima fue a mis papás. Aunque vienen con regularidad, yo los extraño un huevo. Quizá dos o tres. Y a mi hermana, y en general a todo lo que dejé allá. Quizá la tranquilidad de poder salir hasta las mil quinientas sin preocuparte mucho. 
Y en fin, son muchas, muchas cosas que he pensado y que son difíciles de explicar y de decir. Yo no sé qué he hecho en estos largos casi 20 años. 

28.1.12

13

Del otro lado del río se está mejor
cuando el cauce grita
y la ahoga mientras duerme

19.12.11

11

Me he lastimado temprano
cuando aún no sabía de tu nombre
cuando aún no sabía del verte media hora una vez a la semana
cuando aún no nos hacíamos a través de los colores